Mal de ascenso
- cesar dario fazzini
- 26 abr 2017
- 4 Min. de lectura
-“¿Qué tal?”. -“Bien, tranca, pero ‘agoteado'”. -“¿Cansado?”. -“No, ‘agoteado'”. -“¿Que querés decir?, no te entiendo”. -“Estoy ‘agoteado’, lleno de gotas de lluvia, ¿vos viste como llovió contra Defe?, ¡me empapé!”. -“¿Qué te pasa, te quedaste otra vez colgado en una hoja vieja del almanaque?. ¡Jugamos dos partidos más después!”. -“¡Naaaa, no te puedo creer, no sabía!, ¡¿dos partidos más?!, ¡me quiero matar!, no me enteré, jamás me pierdo un partido de Platense, no se que me pasó, que raro, bueno, listo, ya fue, no importa, la próxima fecha jugamos contra Estudiantes, y ese partido no me lo pierdo. Je. Ojalá sigamos con esta racha, ¡catorce partidos invictos! ¡Es un montonazo papurri!, que no se corte, toy remanija, ¡este año ascendemos directo! ¡Vamo, vamo, vamo Calamar, vamooo Ca-la-maar! ¡Plop!”.
Negar la realidad es un placebo medianamente eficaz para evitar el sufrimiento, pero el efecto dura poco tiempo, y así como a las ocho horas de tomar Ibupirac a Batistuta le vuelve a doler la espalda, gambetear la verdad, calma apenas por unos instantes el dolor del corazón de un hincha Calamar.
“El bajón” Vuelvo caminando por Zapiola, los presagios de fracaso, por transitar estas veredas, fueron insuficientes para abandonar mi costumbre Marroniblanca. Vengo de perder contra Tristán, reviso mis bolsillos, tengo el celular, la billetera y las llaves, lo que acabo de perder, es la esperanza. Tendría que haber sido lo último que pierda, pero no pude conservarla, se esfumó, por las rendijas de dos derrotas inesperadas. Camino sin pasos, pie a pie, como haciendo un pan y queso imaginario, para avanzar despacio. No quiero llegar a ningún lado adonde puedan preguntarme cómo salió Platense. Las derrotas con Riestra y con Tristán me lastiman y avergüenzan.
“Desesperada búsqueda de explicaciones” “Es preferible tratar de ascender, que haber ascendido, porque a los que ascienden, se les aparece por las noches el fantasma del descenso. A ese síndrome, provocado por el temor a las apariciones de espectros nocturnos que invocan un nuevo descenso, se lo denomina: ‘Mal de ascenso’. Y eso es lo que padece Platense”, sentenciaba el espiritista futbolero Gastón Berlingeri.
-“¡Epa! Esa teoría no la conocía, un capo Berlingeri. ¡Ahora entiendo porqué los dirigentes contrataron a Galán! ¡Ah, claro! También entiendo porqué Labruna nunca manda a marcar al mejor jugador de los contrarios. Comprendo perfecto porqué el Pato juega por goteo. ¡Porqué Lore no se pone Hipoglós en la entrepierna, y sigue corriendo frenado! ¡Además descubro porqué Mozzo usa la garra charrúa de perchero! ¡Porqué a Pancho no se le sube la mostaza! Veo todo claro. Es por eso que Popi sigue gambeteando en ‘Slow Motion’ y que el chino Vizcarra no puso a secar la pólvora empapada. Y también entiendo, que tal vez, es ese maldito ‘Mal de ascenso’ el que nos llevó a perder dos partidos seguidos, contra nadie, de manera bochornosa, para seguir otro año en la ‘Beee’, y la reputís…”.
-“¡Pará animal!, estás delirando, no ‘flashees’ con que alguien no quiere ascender, eso no existe, lo conozco a Berlingeri, es un chanta, serenate, listo, ya fue, tranqui”.
-“Todo bien bolú, toy ‘Standapeando’ papi, ¿te la creiste?, ¡Vade retro ascensum!, ¡vade retro, phantasma del descensum! Ja, ja, estoy haciendo una parodia del fracaso, yo se que todos quieren lo mejor para Platense, aunque muchos hagan lo peor. Es fútbol, un año más en la ‘B’, no pasa nada. Son torneos largos los del ascenso, ¡nosotros hace 18 años que lo estamos jugando y todavía no terminó! ja, ja, ja, ja ¡Buenísimo!. Ojo al piojo, que podemos clasificar al octogo-anal, donde siempre nos lo rompen, ji, ji, ji, toy inspirado, no, perdón, todo bien con los octogo-anales, ponele que perdemos en semis, ¡campañon! seguís en la ‘B’, pero no podés quejarte papurri, ja ja, ja. ¡Buenísimo!, tengo el ‘buenísimo’ fácil, como el pibe de la propaganda, ja. No puedo parar de ponerle buena onda a la decepción, menos mal que tengo esa virtud, sino, ¡me estaría cortando las tarlipes y tirándoselas a los chanchos, de solo pensar que seguimos otro año más en la mismísima ‘B’!. ¡Bueníííísimo!”.
Cuando llegué a García del Río, me di cuenta que se me estaba haciendo temprano, no quería llegar a casa tan pronto, con la derrota todavía en carne viva. Me senté en el banco que tantas veces me acompañó en las desdichas Calamares. Sentí un sabor amargo en mi cabeza, hasta que mi cerebro vomitó la célebre y oprobiosa frase: “Ni antes éramos los mejores, ni ahora somos los peores”, una expresión hueca, antojadiza, mediocre, tramposa, que alguien usó de pretexto, después de alguna derrota bochornosa, y esa oración se convirtió en “Best Seller”, como excusa del fracaso. Contala como quieras, pero Platense hace unas fechas era el mejor, y ahora, claramente, somos los peores. ¡Si no explicame cómo podemos perder contra Riestra cuatro a cero, y de locales con Tristán, papá! El banco de la plaza, esta vez, resultó angosto, para el ancho desmesurado de mi indignación.
Platense es el Titanic, los hinchas somos DiCaprio, estamos aferrados a la tablita de madera del reducido, para poder mantener la ilusión a flote. Esperemos que la película, esta vez, tenga asignado un final distinto para los náufragos Marroniblancos…… Pura Tinta Calamar.
César Fazzini (Calamarrón)
Comments