top of page

Injusticia divina

  • Foto del escritor: cesar dario fazzini
    cesar dario fazzini
  • 20 oct 2017
  • 5 Min. de lectura

Camino hacia el Vte. López, hoy jugamos contra la UAI, hay pancartas que cruzan de vereda a vereda: “Si no podés ganar no hay que perder”. ¡Idiota! “Punto valioso en cancha difícil”. ¡Salame! “Es un punto que al final del campeonato sirve”. ¡Tarado!

¡Plimba! Descubro que se refieren al empate contra San Miguel. De todas las frases me quedó rebotando en la cabeza como una pelotita de ping-pong en el quincho de mi tía, la que dice: “Es un punto que al final del campeonato sirve”. Listo, ya entendí, los empates de visitante no podrán ser juzgado hasta el final del torneo. ¡Mute papu! Tal vez, ese punto que yo hoy critico, es un comodín mágico que tenemos escondido en la manga y ¡chas! lo mostramos en la última fecha y ascendemos. Estoy mejor, yo pensaba que era un empate inservible para el objetivo de ascender, mala mía.

Pim, pam, pum, entro al Vte. López, le muestro el carnet al pibe de la puerta y chifla imitando el pip del chip, que no funca. “Me debés la lucecita verde”, le digo. Me comentó algo de mi hermana que no alcancé a escuchar.

Seguí caminando y con cada hincha que me cruzaba, le decía con voz robotizada: “Contra San Miguel, punto valioso, cancha difícil, punto valioso, cancha difícil”. Y todos me devolvían una sonrisa, me palmeaban la espalda y me decían: “Vos sí que sos buena onda, no como otros”. El ‘otros’ estaba referido a mí, cuando soy sincero. A veces sospecho que los apelativos ‘mala leche’, ‘mala onda’, ‘panqueque’, etc. son muy utilizados ante la pereza para esgrimir argumentos, pero mis sospechas no están confirmadas, son solo eso, sospechas ‘mala leche’, soy autocrítico ji, ji, ji.

“Hace 19 años que llegando al final de los torneos, de nada sirvió ese ‘punto valioso’ en cancha difícil”, me sopla al oído un viejito Calamar que gracias a un audífono especial que llevaba puesto, logró escuchar mis pensamientos.

El referí Yael, “el guardavidas superhéroe”, pita el inicio del partido con la estridencia de cuando alguien se está ahogando. Junto con el comienzo del encuentro, se escucha una voz que dice: “¡Contra la corrupción, la inseguridad!”. ¡Ups!, no entiendo nada. ¡Paf! Me cae la ficha y me doy cuenta que los diris Calamares se avivaron y alquilaron el sector izquierdo a lo largo de la cancha , que Ruiz decidió no usar durante los partidos, y mientras se juega, hay un acto de un candidato a senador. Hay quienes dicen que el sueldo de Ruiz se paga con ese alquiler, por eso el DT se cuida de no ocupar el sector izquierdo. “Se alquila mini estadio 105 x 37.5, poco uso”, ¡je!

Platense juega, desborda, domina, hace presión 18-12, tira centros de mierda, tira centros buenos, no patea al arco, patea al arco todo, absolutamente todo desde y por la derecha. ¡Ah! Cierto que la otra mitad está alquilada, que salame. ¡Epa!, Vizcarra se sienta en un banquito en el aire, cabecea al primer palo y ¡uuhh! Bocchino aparece a traición de la defensa contraria y ¡uuhh! Vizcarra pierde un mano a mano de truco, por no matar la primera, y ¡uuhh! Curucha le pega al costado del arco haciendo frontón y ¡uhhh!. “¡No te merecemos Lamberti!”, grita un hincha que siempre mezcla crítica con elogio.

Los ‘Uaianos’, mientras tanto, ofenden la proclama de Aldirico y Saporitti, solo salen jugando por abajo como para mantener un falso discurso, pero interrumpen el juego, constantemente, con la excusa de que un compañero perdió una lente de contacto, y a cada rato se arrodillan a buscarla.

“La distancia entre la alocución que elabora y emite la mente de un DT y la realidad del juego de su equipo es lo más parecido al infinito que se conoce hasta el momento”, dice Facundo Manes…

De pronto Yael Falcón se despoja del disfraz de ‘guardavidas heroico’ y se convierte en el ‘bañero más loco del mundo’, no cobra un supuesto ‘fau’ para UAI, no cobra un penal para Platense, no ve que Isaac pega una piña, el juez de línea levanta la bandera de mar revuelto, ‘el bañero loco’ expulsa a Isaac, ¡pero también expulsa a Olivares! Sorprendiendo a todos… porque nadie sabía que ‘Maravilla’ estaba jugando. ¡Volvé Olivares! Yael Falcón demostró que lo suyo no es el fútbol, puede ser guardavidas de pileta, pero no sabe nadar en aguas turbulentas. En el entretiempo el referí se fija si está abierta la inscripción del posgrado de natación en la UAI, la cuota de ingreso la pagó en el primer tiempo. ¡Je!

Con el traje de baño manchado de injusticia, Yael Falcón da inicio al ST. Curuchet hace un gol, que el referí no cobra, porque no fue gol, ¡pero nosotros ya lo gritamos! “Gol gritado vale, gol gritado vale!”, vocifera un Calamar indignado. Bocchino cabecea al gol pero le resulta chica la medida del arco. Los ‘Uaianos’ líricos, sufren epidemia de calambres, apelando al oscurantismo futbolístico. Al ‘guardavidas heróico’ se lo come el personaje y a cada jugador de la UAI que se cae le hace RCP, respiración boca a boca, masajes, ultrasonido. Prefiere revalidar su heroicidad como guardavidas que dirigir el partido.

¡Uf! Ruiz mete en una bolsa papelitos con números, el ayudante saca los papelitos y de acuerdo al número que sale hace los cambios y destroza a Platense. Yael se ve obligado a expulsar a otro ‘Uaiano”, por intento de amputación de miembro inferior de De Olivera. Se destartaló el partido, se pudrió, lo pudrieron.

Finalmente la Universidad de Altos estudios, hizo un gol, viciado de injusticia terrenal, de injusticia divina, de injusticia futbolera. ¡Uow! Se produce en la cancha un silencio sepulcral, como en el living de casa cuando hizo el gol Ecuador contra Argentina.

Luego lo pierde Zarco, y en la última jugada de gol para Platense queda demostrado por qué Palermo es ídolo de Boca, pero ya no juega, por qué Cavenaghi es ídolo de River, pero ya no juega. Empate con Sacachispas y San Miguel, derrota con la UAI, por ahora la esperanza y la ilusión quedan en ‘Stand by’. Envidio a los optimistas, pero desconozco sus argumentos.

Antes, el cambio de estado de ánimo de un hincha, era solo eso, ahora le pusieron leche, huevo, harina, y a ese cambio, le dicen ‘panqueque’. “Dale, poneme dulce de leche y buen provecho, no puedo fingir”.

Crucé el puente y vuelvo por Zapiola porque soy hincha de Platense. Hay quienes dicen que ningún estadio de fútbol de ningún otro club podría estar ubicado en ese lugar, porque ante el fracaso constante, o ante derrotas tan injustas, los fanáticos se tirarían del puente, morirían incrustados en la General Paz, y el club se quedaría sin hinchas. Cruzar el puente con entereza después de tan tremenda injusticia es un atributo exclusivo del hincha de Platense. Ese puente es como una aduana de fidelidad y coraje, si lo pasás en circunstancias tan adversas, sos Marroniblanco de pura cepa…… y de pura ‘Sangre’ Calamar.



 
 
 

Comentarios


Responsable escrito: César Fazzini
   Siempre con "La Marroni"   
  • Twitter Social Icon
  • Facebook Social Icon
Mi twitter

.Calamarrón.

Cesar Darío Fazzini

bottom of page