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¡Ciento doce de vida! Siento dieciocho de tristeza

  • Foto del escritor: cesar dario fazzini
    cesar dario fazzini
  • 24 may 2017
  • 4 Min. de lectura

Yo iba tranca, caminando hacia el Vte. Lopez, para ver a Platense contra ‘pancomido’ Acassuso. ¡Plaf!, aparece frente a mí, una especie de fantasma de vapor, era algo raro, me mira fijo y me dice: “¡Dos pelados no! ¡dos pelados no!, ¡le tengo que avisar a Labruna!”. Y salió flotando en el aire hacia el estadio. Una vez en el Templo, aposté doce mil australes a que le hacíamos cuatro goles a tan enclenque rival. “Ji, ji, van últimos, son horribles”.

Josep Sebastian Carreras pitó el inicio del partido en sí bemol, y comenzó la opereta. Apenas iniciado el primer acto, el protagonista principal de Platense, Jon Athan Bustoc, es atacado y queda herido, Josep Carreras minimiza la acción, porque odia a los habilidosos, ya que él apenas puede acertar el movimiento de llevarse el silbato a la boca. Jon Athan Bustoc se retira de la obra malherido. Rápidamente el ejército ‘Acassuseño’ ataca con imanes de heladera en los botines y logran que el “Mecano Mozzo” dirija sus pases hacia ellos. Al rato un soldado ‘Ssuso’, dispara un flechazo que hiere de muerte la axila izquierda del arco Calamar. Al final del primer acto, el alferez Talamonti busca cobrarse venganza de la herida propinada a Jon Athan, e inicia un ataque cuerpo a cuerpo. Josep ve la lucha, y busca castigarlo, pero el alferez Talamonti se esconde como un Vietnamita en guerra, en una cueva bajo tierra que le facilitan los grillos topo Calamares y desaparece. “Cri, cri”.

Al reiniciarse la obra, Josep descubre la triquiñuela del ‘Tala’, y lo echa de la escena. Más tarde al comandante Kuszko le comen la retaguardia, Josep Carreras se babea cobrando penal y gol todo junto por si acaso. En el epílogo de la obra un ‘Chino’ aceita el rulemán del cuello y hace un gol que no incita al festejo.

Volvía por Zapiola después de comerme el pesto de ‘Pippo’ y ¡paf!. Otra vez me cruza el fantasma vaporoso del principio y me dice: “No llegué a tiempo para avisarle a Omar, puso a Mozzo y Kuszko, ¡dos pelados en un equipo es yeta papi! No viste que Mascherano y Zabaleta, no ganaron nada juntos”. El fantasma desapareció, se evaporó, se desintegró, solo me dejó un charquito de incertidumbre en la vereda.

‘Domingotas’ de lluvia presagiaban tristeza. Platense jugando a las once de la mañana podía convertirse en un desayuno o una picada indigesta. “¡Pará, mala onda! ¡Vienen de perder con el último! Seguro que los muchachos juntaron bronca, no hay dudas de que hoy aparece el coraje, la enjundia, la valentía, y en cada yugular de los de Munro aparecerán los dientes feroces de los valientes de Saavedra”. ‘Pif’. ‘Empatétrico’ 0 a 0 con Cole. Si bien son los atardeceres domingueros los que incitan a la melancolía patológica, Platense no es un buen acompañante terapéutico para iniciar el día.

Por suerte las palabras de Omar al final del partido me ayudaron a sobrevivir el domingo. Agarre un aerosol negro y me hice un grafitti en el cerebro para no olvidarme. “Es un punto valioso, en una cancha difícil”. ¡Ups!.

“Listo, basta, ahora un poco de optimismo, de buena vibra, estamos de aniversario, ¡metele onda papi!”. “¡Toy activo, toy activo, toy activo!”, me grita Bryan. “Dale, tenés razón, voy a hacer lanzamiento de ‘aros’ para ponerle color al asunto”.

¡Aro, aro, aro, aro! ¡En diciembre prometiste, el ascenso tan querido, y ahora querés convencerme, que está bueno el reducido! ¡Aro , aro , aro, aro!

“¡Muy bueno, ves que podés ponerle onda!”.

¡Aro, aro, aro, aro! En diciembre me dijiste, que sabías como hacerlo me trajiste un tal Galán, y no querés ni ponerlo. ¡Aro, aro, aro, aro!

“¡Buenísimo, meté otro papurri, que al presi de Platense le encantan los ‘aros’, creo que mucho más que los ‘arcos’.”

¡Aro, aro, aro, aro! Labruna quiere tener, el equipo de memoria pero cuando le falta alguno, no se le ocurre otra historia. ¡Aro, aro, aro, aro!

¡Aro, aro, aro, aro! En la pelota parada. ¿Omar, habrá trabajado? Porque terminamos siempre, con centro de Popi ‘bombeado’. ¡Aro, aro, aro, aro!

“Bueno, ¡basta con los aros!”. “¿Me decís a mí, o al presi?”. Uf.

Que el equipo juegue mal, es un canal aliviador por donde desborda la acumulación de esperanza contenida, si Platense jugase muy bien, y por un error arbitral, por una jugada desacertada de un último minuto, o cualquier otro infortunio, finalmente no ascendiéramos, sería más doloroso, en cambio, que no den la talla en los partidos, es un antídoto contra la frustración, es una vacuna contra la decepción, es profilaxis contra la desilusión, porque nos damos cuenta, que jugando así ,el ascenso es una quimera.

Hay quienes dicen que la matemática es una ciencia exacta, y que dos más dos, siempre es cuatro, sin embargo esa rigurosidad, se torna endeble cuando está cargada por ciertos ‘sentires’ adversos, por deseos incumplidos, por aspiraciones postergadas o por esperanzas truncadas.

Lo llamo a Adrián Paenza y le pregunto: “¿Adrián, porqué a algunos hinchas de Platense, dieciocho años en el ascenso nos parece más tiempo que ciento doce años, que son los que estamos conmemorando como club?”. “Es fácil, dividís, ciento doce años, por dieciocho años, y el resultado es 6.22 años, por lo tanto, cada año en el ascenso, equivale a más de seis años de la vida real”. ¡Que lo parió, ahora entiendo todo! Un genio Paenza, gracias. La matemática es una ciencia exacta, incluso, para mensurar dolores y tristezas.

¡Salud Platense! ¡Ciento doce años de vida! ¡Siento dieciocho años de tristeza! ……pura Tinta Calamar.

César Fazzini (Calamarrón)


 
 
 

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