top of page

¡La birome de Omar, lloró! ¡Felicidades!

  • Foto del escritor: cesar dario fazzini
    cesar dario fazzini
  • 23 dic 2016
  • 4 Min. de lectura

Levito, floto loco por Zapiola, no puedo evitarlo, Platense y sus cinco victorias engarzadas me pueden. Navego sobre las aguas cristalinas del aire Calamar, con la Marroni inflada en el pecho, como si fuese el Pato Rodriguez en aquel gol contra San Carlos. Me cuelgo del cielo como hizo Tala para homenajear la precisión “corner-ífera” del Popi, y poner, de cabeza, la pelota en penitencia de gol. Saludo a la “mano de Dios” del Mono, que viene de planear hasta el rincón de los goles injustos, evitando el empate de la UAI y confirmando que el “instinto” no es un músculo que se desgarre. Al que no puedo ver, es a Carrasco, me pierdo sus goles por desconfiar de “Calamar-o” cuando decía que Favio Zerpa tenía razón, el descreimiento me impide ver extraterrestres. ¡Cinco-nsecutivos! Ja, que boludez, la mía.

Por fin la alegría se desparrama, se esparce, se extiende sobre el pueblo Calamar, por fin el rostro de los hinchas de Platense, brilla como si lo hubiese besado una murga de Saavedra y le hubiera contagiado la felicidad de purpurina.

Labruna, prolongó, elongó, alargó… ¡Noooo, pará!, que desagradable, ¿qué se hizo Omar en el…?. ¡No, salame!, hizo una prolongación contractual. ¡Ahh..!

Listo, gran noticia. Aunque algunos exageren. “¡La birome de Omar lloró! ¡La birome de Omar lloró!”, gritaba el señor Abril, después de la firma del contrato, asegurando haber visto una lágrima de tinta azul rodar por la mejilla del bolígrafo con que Labruna firmó el contrato. “Si sos Calamar vení a visitar la birome que llora. Entrada cincuenta pesos”, pergeñaba don Abril, para juntar plata para pagarle al hijo del “feo”. Otros dicen que el que lloró de verdad fue el tesorero del club, luego de la firma del contrato.

El fenómeno Labruna es tal, que surgieron distintas corrientes. “Los Labrunistas ortodoxos” aseguran que si cuando don Angel se alejó de Platense hubiésemos contratado a Omar, a pesar de sus diez años, ¡hoy estaríamos en primera, con cincuenta años de Labruna como DT, evitando incluso que Anselmo dirija a Platense!. Una teoría alocada, que solo surge de los fanatismos exacerbados, que generan los vapores contaminantes del éxito. El otro grupo, son los “Labrunistas moderados”, que ponen en duda la cualidades de Omar, ya que plantean que “si no hubiese habido un Kopriva tan equivocado, no habría un Labruna tan acertado”. Las dos teorías esconden la inequívoca certeza de lo incomprobable.

Sigo por Zapiola y pispeo por una rendija de ventana rota que en la tele muestran a dirigentes actuales y ex de Platense, haciendo largas colas en laboratorios de estudios genéticos, para hacerse un ADN y atribuirse la paternidad de este equipo que hasta hace poco era huérfano de todos.

Me siento en un banco del Boulevard de García del Río, tanto éxito Calamar me agota. Me entretengo releyendo la fábula de siempre, escrita hace años en un bloque de cemento. La letra ya es ilegible, no importa, la recito de memoria.

La vieja leyenda “¡Mi dios me va a ayudar!”, gritaba un hombre, subido al techo de su casa cuando se inundó su pueblo. Pasó alguien en una balsa invitándolo a subir, y el hombre no subió. “¡Mi dios me va a ayudar!”, seguía gritando. Luego pasaron en un bote, en una lancha y por último en un helicóptero. A todos los rechazó diciendo: “¡Mi dios me va a ayudar!”. Finalmente se ahogó, y le reclamó a “su dios”: “¿Por qué no me ayudaste?”. “¿La balsa, el bote, la lancha y el helicóptero, quien te creés que te los mandó?, vos no te subiste”, le respondió “su dios”.

Posdata agregada recientemente al pie de la vieja fábula “Así como a aquel hombre le mandaron un bote, una balsa, una lancha y un helicóptero, a Platense le pusieron a Mastrolía en el arco, le enviaron a Carrasco desde el más allá, le consignaron a Labruna como DT y anularon un gol legítimo de Diz en el último partido. Si no “suben”, el problema es de ustedes”. Anónimo.

Uf, la apostilla que alguien agregó, me bajó a tierra. ¡Plaf! Catarsis. La necesidad del ascenso es apremiante. El “valor real” de ciertos logros está vinculado con el momento en que se consiguen. Festejar el ascenso desde “allá arriba” es una metáfora. Demasiados minutos de silencio, de hinchas Calamares acumulados estos últimos años. Las finanzas de un club no se pueden sostener haciendo tortas y vendiéndolas en porciones a los amigos. Desterremos a los criadores de pájaros de mal agüero, hagamos asado con los palos en vez de ponerlos en la rueda Calamar, pero el objetivo a cumplir ¡¡¡es impostergableeee!!!. ¡Paráá, te brotaste, baja diez cambios!

Trato de despejarme escuchando en el celu un audio de Talamonti que se “filtró”, hablando con un jugador de basquet de Platense, hablan algo de los sueldos… y…… piiip…, piip, se corta, no se entiende nada. Al toque, se sienta a mi lado un pasea perros, me da un paquete y me dice: “Tomá, es un regalo para los hinchas de Platense, pero lo tienen que abrir en junio, si lo abren antes se pudre todo, ¿me entendés?, chau, me voy porque hoy laburo todo el día en Unicenter, jo, jo, jo, jo”. “¡Arre!”, le gritó el tipo a los perros que se transformaron en renos y rápidamente se encumbraron en dirección al “Ascenso” Norte, perdón al Acceso Norte. Hay quienes dicen que la fantasía es a la frustración, lo que una “Carilina” a la angustia.

Para los que tenemos el corazón lacrado con la Marroniblanca, el ascenso de Platense ya es un personaje de película 3D, parece que está cerca , pero cuando lo querés agarrar… ¡Pif, nunca está!

¡Chau, 16, garúa finita per té! Hola 17, ¿que me trajiste? ¡Por si acaso, no vaciemos las copas, guardemos “un culito” para el brindis del ascenso.

¡Felicidades! ……pura Tinta Calamar.

César Fazzini (Calamarrón)


 
 
 

Comments


Responsable escrito: César Fazzini
   Siempre con "La Marroni"   
  • Twitter Social Icon
  • Facebook Social Icon
Mi twitter

.Calamarrón.

Cesar Darío Fazzini

bottom of page