El “reverendo Hugo-Lini”

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Al vino que compraste en el chino y te salió feucho, lo ponés en una cacerolita, agregás una taza de vinagre blanco, azúcar, azúcar negra, mostaza, fuego lento, se evapora el alcohol y paf… ¡Aceto balsámico casero! ¡Casero como el Pincha que nos vulneró el traste, y balsámico como la palabra del “reverendo Hugo-Lini”!

Vuelvo por Zapiola arrastrando la bolsa de residuos, desbordada de derrotas inmundas, cruzando la calle sin mirar, para que un auto atropelle al fantasma de la “C” que camina a mi lado. Toy desanimado, descorazonado, “descarozado” como una aceituna. Estoy entregado al desconsuelo eterno. Tengo la moral tan baja, que si no le alargo la correa se ahorca. ¡Plimba! Una cosa de cuero marrón vuela desde una ventana envejecida y cae a mi lado, de ese objeto impreciso comienza a brotar una voz sanadora. “Estamos bien”, dice la voz que sale de lo que ya identifiqué como una radio Spica, que seguramente revoleó un hincha Calamar indignado por la Estudiantil derrota de la “Marronibeige”. Las palabras que florecen del objeto, me hacen bien, son curativas y reconstituyentes como el Hipoglós. Es la voz del “reverendo Hugo-Lini”, explicando las “ventajas y virtudes” de la nueva derrota, su verba ilumina mi corazón, su palabra me reanima.

Me acurruco en un umbral, para recibir con claridad el mimo aterciopelado que se desprende de su reconfortante mensaje, es como clavarse un Danonino cuando tenés resaca, es como tener a Mastrolía después de haber tenido a Bernacchia, es una lluvia de talco cuando estás paspado. Si el “reverendo Hugo-Lini” dice que estamos bien, yo estoy bien boludo, si el “reverendo Hugo-Lini” dice que Platense está bien, ¡¿cómo está Platense?!, ¡Platense está bieeeen!, la palabra del reverendo lleva la verdad en sus entrañas, es un líder espiritual Calamar, trae jugadores rengos, gordos, viejos, rotos, lentos, desabridos, desalmados, pero cuando habla el “reverendo Hugo-Lini”… me importa un carajo si ganamos o perdemos, me llega al alma, te juro que me quiebro.

Oremos:”Reverendo Hugo-Lini”, que con tus palabras transformas el fracaso patético y constante, en supuesto éxito rotundo, ¡perdónanos! A los que injustamente blasfemamos, al equipo valiente que forjaste con ingenio y esfuerzo, ¡perdónanos, “reverendo Hugo-Lini”! ¡Milagro, milagro! La derrota ya no duele, me agarro la pichila con el cierre del pantalón y tampoco me duele. ¡Gloria al reverendo balsámico, que nos permite disfrutar las derrotas! ¡Aaaleluya, aleluya, ale.. luyaaaa!

Lo último que oí fue como un estallido. “¡Chatruuuc!”, escuché, tal vez me hizo mal mezclar la desdicha, con las palabras empalagosas del “reverendo Hugo-Lini” y el aceto balsámico. “¡Chatruuuc!”, escuché otra vez y no recuerdo más.

Toy internado, dicen que tuve un brote de esoterismo “Místico-Calamar”, que vociferaba cánticos en honor a un líder grupal del balompié, mezclado con recetas de cocina, todo provocado por el consumo de sustancias “tóxicas futbolísticas”. Vino el médico y me dijo que me “chifla el moño”. Anticuado y poco profesional el tordo. Le pregunté a Barraza que está en la cama de al lado, como salió Platense contra Riestra y me dijo que no se jugó porque la AFA estaba “reparando el ascenso”, quizás estaban “reparando el ascensor”. Ji, ji. Toy tronado. ¿Ya perdimos cuatro partidos?, dale no me jodas, si recién empezó el torneo, me están “cachando”, ahora dicen “bullying” cuando te “cachan”, yo lo digo en castellano. Tal vez me cayó mal el “chori-petti”, del acto del candidato, el chorizo era “flojardi”, pero Lupetti dijo que Platense va a recuperar “quichicientas” hectáreas sobre el río, vamos a ser “RioPlatense”, no se si ya venden la zunga Calamar en Platensemanía ¡Ju ju ja ju!

En un momento hice una cola larga pensando que te daban una hamburguesa y era para que Spinelli te firme un autógrafo. Uf. Yo a Lupetti lo voy a votar porque tiene al “Mono Petti” en el apellido, para mi es importante, bah, otro motivo, no tengo para votarlo. Toy boleado. ¿Les pasé la receta de la Bagna Cauda?. Yo quiero estar bien en diciembre, para votar a Wendt, me cae “rebien”, siempre con el perrito de peluche al lado, me da ternura. ¡Ah, es un caballito!, ¡Gay Simón!, ahora me baja la ficha, para los jóvenes Gay Simón es un super héroe Calamar… je, la piensan todas, ¿quién manejará el caballito?, dicen que es Bianchini, porque el vice maneja todo, Ji, ji, yo los voto a ellos, a los tres. ¡Gay Simón viejo y peludo nomás! ¿Les pasé la receta de los malfatti souflé de salmón, un poco caro no? Bueno, le ponés sábalo. Si algún día se va el técnico que está ahora yo traería a Kopriva, conoce la categoría e hizo buenas campañas en otros equipos.

Tengo náuseas, el médico me dijo que puedo comer dos kilos de chinchulinis con chimichurri, pero tengo que dejar de ver a Platense cuando juega, para que se me vayan las arcadas. “¡Va fangulo!”, debe ser hincha del bicho. Tengo miedo que me declaren insano y no pueda votar en Platense, ¿alguien sabe si se presenta Soldavini?, a mi me gusta, con la actitud que tuvo de contratar al yerno, me da tipazo y si Lucho me invita a las “fiestongas de paleta” los voto a los dos. ¡No seas canuto Luchito! ¡Uf! Toy mareado.

Listo, perdón, desbarranqué, pero ahora estoy bien, me dieron el alta y la baja. Parece que el descalabro del fútbol “Marroniblanco” modifica la presión sanguínea y envía a mi cerebro ideas estrafalarias, lo leí en el libro de Manes, que estudió con minuciosidad el cerebro de un hincha de Platense que murió de tristeza.

Todo Platense está enajenado como yo. Escucho algunos hinchas decir que un elefante volador, con cistitis, sobrevoló el cielo Calamar inoculando para siempre, con sus orines, la desgracia en el mundo “Blanquimarrón”. Otros más proclives a confiar en la carta astral de Platense, dicen que el destino equilibra el reparto de la suerte a lo largo del tiempo, y que en el año 4023, el Calamar alcanzaría una distribución equitativa.

Los sabios “Alejandrinos” aseguran que una vez que estás en el infierno, como Platense, cualquier noticia es buena, pero nosotros, solo nosotros, los Calamares, desmentimos tal sentencia…… pura tinta Calamar.

César Fazzini (Calamarrón)