Amistosos sin ascenso, amor sin sexo
- cesar dario fazzini
- 23 ene 2016
- 4 Min. de lectura
Mi mujer insistía con que no íbamos a conseguir algo para alquilar: “¡Buscá en Internet!”. Yo me hacía el boludo, esperaba noticias del nueve igual a Martín que prometió el “asesor plenipotenciario de la secretaria general de la subcomisión de deportes con pelota redonda y afines, del área de contrataciones de jugadores especiales de Platense”. Todavía no apareció con el nueve de jerarquía, pero ¿por qué no creerle?
“Desde aquel cerro viene bajando, el goleador que estoy esperando. Camina lento como el caracol, pero en su mochila hay siempre un gol”.
¿Ves?, le pongo onda, estoy positivo. Solo quiero estar atento a la primicia del nueve. Fui de los primeros en saber que volvía Nasutti y venía Seri. Lo del nueve, no me lo pierdo.
¡Pará, pará pará, pará! Ya tenías que salir con las ironías, estabas agazapado. ¿El nueve no te deja ver el bosque? Sólo ponés el foco en lo que salió mal, sos un francotirador miope, que salís a tirarle a la presa fácil. Empezaste el 2016 brindando con la mitad de la copa vacía, ¡cortá con tanta amargura!
Perdón, es cierto, se hicieron cosas buenas, no renovarle a Alcaraz fue acertado. Lo que pasa es que yo me quedé caliente, gasté fortunas en aerosoles haciendo pancartas. ¡Bienvenido Martín!, ¡Bienvenido Vildozo!, ¡Bienvenido Vazzoler!, ¡Bienvenido O. Miranda!, ¡Bienvenido Noriega! Hasta Bienvenido Pirquio, ese sin signos de admiración porque no me gustaba. Al final con un restito de aerosol, y con la funda de una almohada vieja, me alcanzó para escribir “Hola Volken”. El pibe no tiene la culpa. ¡Pero dijiste que salías a comprar jamón serrano!, y me trajiste cien gramos de Bianchi y doscientos de Volken. Yo me adapto a cualquier fiambre, pero se me había hecho agua a la boca con el jamón serrano.
Convencí a mi mujer de que era bueno que yo haga un “voy y vengo” a Marpla para alquilar; y nos ensartarnos como la otra vez, que dijeron que tenía el desayuno incluido, y nos dieron un paquete de Criollitas, saquitos de café y sobrecitos de leche en polvo, para los quince días: “Desayuno seco, señor”. ¡Desayuno seco las pelotas, el desayuno en vacaciones es café o té con leche con medialunas y tostadas!. Mi mujer trató de calmarme aquella vez, y me explicó que se usaba así, “desayuno seco”, pero este año quiero alquilar personalmente y asegurarme que el desayuno sea “húmedo”.
Cuando llegué a MDQ, lo primero que alquilé en vez de una vivienda, fue un drone para espiar la pretemporada de Platense. También pasé por el hotel Aragón, donde paraban los muchachos, estaba lindo, tenía dos estrellas pegadas con cinta scotch.
Brandoni, antes de empezar a entrenar, les golpeaba el pecho a los jugadores, como Griguol. Algunos estaban cansados de que les pegue, juntaban abrojos y se los ponían en la camiseta para que Palito se pinche. Con el drone pude escuchar algunos diálogos y ver algunas cosas interesantes. “Este la tiene atada, pero saca a pasear a la tortuga y vuelve cansado”, le decía Brandoni a un ayudante mientras veía jugar a Jony Bustos.
Mattiuzzo entrenaba cuidando de no resentirse de alguna lesión anterior, sus ejercicios eran con los dedos de las manos. Trapito se desgarró el desgarro que se había desgarrado cuando se desgarró el año pasado. Barreña se desgarró el desgarro de los que vienen de jugar al “Mojito ronronero” en Venezuela. Ch-mil, jugará y será Ch-miles. Con Lorefice no se jode, Talamonti tiene el triple de experiencia que de velocidad. En la playa Pelaez no lograba embocabar el tejo en el rectángulo de arena y Mastrolía confesó en el grupo que la pelea fue con el peluquero por el corte de pelo. Popi y Patito simpre te animan la fiestita, Vera es 642 veces mejor que Chavarri flaco, Kuszko es un hábil todoterreno y Volken entró en erupción rápidamente. Los amistosos marplatenses salieron con fritas.
Volví de “La Feliz”, atrás del micro de Platense: desde la ventanilla del Chipi volaban papeles de alfajores. “No todos tienen que ser flacos para jugar bien”, pensé; Sapito Encina, Picante Pereira, la escasez de altura requiere dulces para estimular las endorfinas futboleras. Les toqué bocina para avisar que Volken tenía la ventanilla un poquito abierta, ¡que no se resfríe el goleador!
Toy de vuelta, le dije a mi mujer que conseguí alquilar para después del 15. Shhh. Quiero ver a Tense las dos fechas de local. Seguimos despachando amistosos. En Benavidez, Bustos se despierta y descose dobladillos mendocinos, Campozano juega como un nueve de jerarquía, Chmil derrama elegancia combativa, Talamonti copia sus cabezazos de hace diez años, M. Fariña es Lorefice sin desgarro y Pelaez…… no, perdón, debo moderar mi optimismo. El enamoramiento por amistosos ganados es algo fugaz, inconsistente, pasajero, si no termina con el ascenso, es como el amor sin sexo. Y los Calamares estamos cansados de no ponerla… a nuestra gloriosa camiseta donde se merece.
“Tenemos noventa y pico por ciento”, dijo Brandoni. Tal vez aquel dirigente está averiguando si Martín tiene un mellizo o los Soriano son trillizos. Ortiz parece que fue a jugar a otro equipo, pero como juega con la cabeza tan agachada tal vez cree que sigue en Platense.
Tenemos toda la carne en el asador, y un “Palito” para encender la llama “marroniblanca”. Los hinchas tendremos que raspar ramas secas y soplar fuerte todos juntos para avivar las brasas, y que en Platense este año, finalmente, se eleve la llama sagrada del ascenso…… pura tinta Calamar.
César Fazzini (Calamarrón)
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