top of page

Calamar, chorizo y whisky

  • Foto del escritor: cesar dario fazzini
    cesar dario fazzini
  • 17 jul 2015
  • 4 Min. de lectura

Es difícil descubrir si se alinean los planetas en el cielo Calamar. Vomito en la bolsita de avión contra Estudiantes. A los tres días, en el Bajo Flores, desciende de su planeta el genio malo, el Dios sucio, y se moja de lluvia, como se mojaba con sudor valiente en las difíciles, le toca el dedito a Morales a través del alambrado como un “ET” cósmico resucitador, y Morales acierta tres pases seguidos, contagia a Infante que se “Robertocarliza”, y al Trapo, que a los 30 segundos entrega una bola sutil a Miranda que se olvida de picarla. ¡Es un afano suspéndanlo! Es tan largo el ayuno futbolístico, que esos treinta segundos son un tenedor libre, son un banquete, son treinta segundos de gloria… ¡Pará!, ¿gloria?, ¿banquete? Perdón, necesito darme manija como un Ford T.

Soy un Calamar sin tinta, disecado, diseccionado como un sapo para estudiar biología en el colegio, tengo que rescatar los pequeños logros como pepitas de oro, para sobrellevar tantos años de frustración permanente.

Platense es dios y el diablo, es el yin y el yan, es el cielo y el infierno, es el negro y el blanco. ¡Me van a volver loco! Quiero saber si contra Estudiantes los secuestró un grupo comando y los que salieron a la cancha eran un equipo de aficionados. Necesito confirmar si son horribles o no. ¡Preciso un diagnóstico certero, por favor! Los critico y quedo pedaleando en el aire, los elogio y quedo pedaleando en el aire. No quiero ser un bicivolador. Si el enfermo es terminal, avisen.

Mandé un mail a la Universidad tecnológica de Berlín, me contestaron que para ver el partido de Platense en la tele tenía que comprar un cable HDMI. El chino de la vuelta no tenía eso. Trescientos cincuenta pesos en Compumundo. Doce cuotas con tarjeta. “Es como un abono anual al sillón de casa”, pensé.

Digestión lenta de chorizo, entraña y tira. Enchufé ese coso que me vendieron, a la “Jai” de Ancho, y me emocioné. ¡Somos de Primera, carajo! ¡Volvimos! ¡Nos televisan un domingo a la tarde! Clavo los talones en la mesa ratona, le pongo tres hielos al whisky aunque me guste sin hielo, porque me encanta el ruido que hacen los cubitos, me siento el Coco Basile, Al Capone, Charly García, pero soy solamente “yo”, un ser mínimo con pasión máxima por la “marroniblanca”, aunque sea contra Riestra, aunque algún día juguemos contra nadie.

Afuera llueve y las gotas explotan contra el piso, Platense y los domingos me sensibilizan, mis lágrimas explotan adentro del vaso y el whisky queda salado. Sale Platense y a los jugadores se le ven hasta los pelitos del o…jo. En un rincón de la pantalla dice “HD”. “¡HDP, HDP!”, tendría que decir después de lo que hicieron contra el Pincha de Caseros. Trato de controlarme. El Diego le pide al “dire” de Ancho sacarse una foto con él: “¡No se “apiccione”!”, le grita un colega. ¡Click! Se eterniza el momento. Al rato Trapito clona un gol del 2006. Llegando al final del partido Peralta confirma sus rodillas de metal. Ortiz le roba el “Pájaro” a Miranda, y en pleno vuelo cabecea el dos a cero. Me relajo, fondo blanco, me deslizo en el sillón, balbuceo dale marrón , ya termina, con los ojos entrecerrados veo a Stoklas con el dedo inquisidor marcar el punto del penal: “¡No, no, no, penal para ellos!”. Sin querer pateo el vaso de whisky. Platense no perdona una siesta, pedazos de vidrio roto, el piso y el pantalón mojados, un penal en contra. En un minuto vuelo de Disney a Kosovo.

“¡Vamos Mastro, carajo! ¡Atajadón, arquerazo, monstruo, ídolo!”. El abogado mediático y jefe, guiña un ojo mientras bebe una latita del sponsor. Un súbdito de “Banderita fácil” como un gatillo indica que hay que patear el penal hasta que sea gol de Jonathan Herrera y confirmar la estadística con ocho penales escondidos en doce goles que serán vendidos en euros. Retorno, honorarios, plin caja. “Los jueces de línea, los jueces de línea, ji, ji…”, se reía Don Julio. “¡Terminó! Uff”, el réferi le levanta el pulgar al juez de línea y se van con los boletos en la mano del futuro del caballo del comisario. El final me quitó el sueño y me abrió el estómago, revisé los pequeños cadáveres del asado que había pasado a degüello y festejé con merienda parrillera, un pedazo de asado “banderita” me recuerda al juez de línea, “¡Puaj!”.

Finalmente el Dios indecente recibe la condena de su pasado “bicho” y carga otra derrota en la bodega polarizada de su nave. Una voz engolada anuncia la partida de la camioneta negra desde el piso de tierra de la 1-11-14, con destino a Dubai, metáfora rigurosa de la vida del “Diez”. Miro hacia el cielo y mientras se aleja la camioneta voladora de Diego, siguen comparando la magia de sus piernas con las del pequeño 10 de ahora, y todavía no descubrieron que el secreto de su magia adentro de una cancha estaba en el corazón, no solo en las piernas. Termino de pensar eso y caigo en una especie de muerte súbita futbolística cuando se me mezcla la imagen de Diego, con la de Morales tratando de embocar un pase a un compañero en el partido anterior: “¡Un médico por favor!”.

Mientras junto los vidrios del vaso roto y seco el piso para evitar que mi mujer me condene a prisión perpetua, reflexiono: “¿Por qué Platense nunca gana por más de un gol? ¿Existe un asesino serial de alegrías que se ensañó con nosotros? ¿Por qué si Mastrolía le ataja el penal a Riestra no vale, pero cuando se lo atajó a Vega jugando para Comu vale? ¿Por qué cuando le atajan el penal a Trapito nadie se fija si se adelantó el arquero de Almirante? ¿Por qué los rebotes le quedan siempre a los contrarios? ¿Por qué Balvorín, Viturro, Román Díaz, Parisi, Alexis Blanco, etc. ahora hacen goles? ¿Por qué Platense me llena el cuerpo de “porqueces”? ¿Por qué en Platense hace años que cada ojalá no se concreta y me llena el corazón de “ojalaces”?

Analfabetos futbolísticos conducen el micro de nuestro destino. Estamos haciendo equilibrio en el borde del abismo, pero Platense me puede y ya estoy esperando que salga el Calamar a la cancha, para obtener una conclusión definitiva frente a Ssuso. Viernes a esa hora tendría que ir a laburar si quiero ascender en mi trabajo. ¡Vaffangulo!, voy a ir a la cancha, hasta lograr el ascenso que realmente me importa… …….pura tinta Calamar.

César Fazzini (Calamarrón)


 
 
 

Comments


Responsable escrito: César Fazzini
   Siempre con "La Marroni"   
  • Twitter Social Icon
  • Facebook Social Icon
Mi twitter

.Calamarrón.

Cesar Darío Fazzini

bottom of page