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Método Umpierrez x Ascenso seguro

  • Foto del escritor: cesar dario fazzini
    cesar dario fazzini
  • 8 abr 2015
  • 4 Min. de lectura

Cuando la derrota de Platense es reciente, y me cuesta superarla, salgo a caminar por Zapiola con la mirada clavada en el piso, como Ortiz cuando juega al fútbol. Trato de distraerme leyendo la vereda. Empanadas $150 la docena, electricista a domicilio, tereso de perro, plomero, gasista, tereso, trabajos de pintura, cordón. Sólo freno de golpe cuando llego a las esquinas, como Ferreira cuando se choca con el cartel de Recuplast. Clases de guitarra, tereso de perro, carpintero, pucho aplastado, no-cocines.com, delivery, pedicura, tereso de perro, masaje finlandés, “Método Umpierrez, ascenso seguro”. ¡Epa!. Cordón.

“La única forma de llegar al éxito final es mantenerse indiferente ante los insignificantes éxitos o fracasos parciales”, sentenció el doctor Runildo Umpierrez, de la ONG “Hinchas que la pasan mal” y creador del “Método Umpierrez, ascenso seguro”. “Es como en el sexo, estar pendiente del ascenso desde el principio, lo puede convertir en un ‘exitista fugaz’ o en un ‘festejador’ precoz. Y si deja que lo afecte un resultado inicial negativo es difícil remontarlo, ¡pum para abajo! En ambos casos no lograría el ascenso buscado”. “Lo más importante, querido amigo, es no malgastar energía en fracasos o éxitos parciales, la ansiedad hay que llevarla pegadita al pie, controlarla, manejarla, que el ascenso llegue hasta el final, y la red estalle de gol en el momento exacto, preciso, ¡Uff… usted me entiende, je!”, explicó el doctor con voz agitada.

Estoy para el cachetazo. Romero me escucha, me lo pega… ¡Paf! Y lo vuelven a expulsar. Me sorprende haber llamado al número de teléfono de ese papelito que encontré tirado en la vereda. Creo que Umpierrez es un sexólogo desocupado a partir del Viagra, y se inventó este currito sexo-futbolero. Pero ya que pagué la consulta voy a seguir el “Método Umpierrez” con rigor, entusiasmo y disciplina. No puedo permitir que mi espíritu se hunda o salga a flote, al compás de los resultados obtenidos por Platense.

Es cierto que en el sexo, como en el fútbol, el ascenso duradero resulta dificultoso si uno da rienda suelta al entusiasmo inicial provocado por pequeños estímulos como una caricia, un triunfo contra Armenio, o se deja caer por un aliento apenas desagradable, o una mínima derrota contra Tristán Suárez. Nada de eso debe interferir, el objetivo es lograr el ansiado ascenso final. Umpierrez tiene razón.

“Supongamos que Platense vuelve a perder, respire profundo y repita conmigo, lentamente ‘mechu-punhue’. Eso, muy bien, y si Platense empata, respire y diga conmigo ‘mechu-punhue’. Y si pierde otra vez, inspire, suelte el aire despacio y vuelve a repetir ‘me-chu-pun-hue’. ¡Eso! Recuerde esa palabra, es sanadora, reparadora, la usaban algunas comunidades del sur cordillerano, para lograr mantenerse estables y con gran paz interior, hasta la conquista final”.

“No se olvide, tiene que ser constante, mantener el equilibrio, no irse a los extremos, tiene que lograr regularidad en este camino de tránsito lento para llegar a un final feliz”, remató Umpierrez, con un discurso más acorde a una publicidad de Activia que a un método para logros futboleros.

Cuando volví a casa, cansado como Gianunzzio a los diez del segundo tiempo, lo primero que me dijo mi mujer con tono alarmante fue: “Dejaste el toallón mojado en el piso y yo no lo voy a colgar”. “Me-chu-pun-hue”, pensé, la palabra me llevó a la calma, la palabra es mágica como la polenta, la consulta con Umpierrez ya me estaba dando resultados. Necesitaba algo diferente, hasta ahora siempre había recurrido a los métodos y reclamos convencionales.

Traigan un técnico que conozca la categoría, un nueve que la meta, un buen grupo, dirigentes honestos, llegada en la AFA, una hinchada que aliente en las buenas y en las malas, y todo el pipiripí de lugares comunes que la historia demuestra, que no siempre fueron indispensables para lograr el éxito. Sobran ejemplos de equipos que han tenido jugadores horribles, dirigentes deleznables, técnicos impresentables, deudas colosales, hinchas que no llenan la cancha un sábado de sol a la tarde, todo exactamente igual que nosotros y sin embargo han ascendido, o salido campeones.

Un último comentario que deslizó Umpierrez fuera del horario de consulta me inquietó: “El de la vincha no tiene que jugar más si quieren ascender”. Tiene mala onda con “Trapito” pensé. “A los delanteros que usan vincha les cobran seis veces más offside que a los otros, porque lo ven más fácil, o se saca la vincha o ponen a otro”, completó Umpierrez. Es cierto, el sábado se cumplieron los tres mil offside personales desde que Vega volvió. “¡La vincha no se mancha, ni se la saca!, mejor que no juegue más”, reflexioné con respeto y oportunismo.

Las comunidades del sur cordillerano no usaban celulares, no tenían señal, o no había hinchas sufridos de Platense entre ellos, porque busco en los emoticones una carita que represente “mechu-punhue” para responder a los mensajes burlones cuando pierde Platense, pero la carita no está. En fin, hasta que la inventen, desde aquí, y con todo cariño para los que me gastan un…… ¡Me-chu-pun-hueeee…..! …gigante…… pura tinta Calamar.

César Fazzini (Calamarrón)


 
 
 

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Responsable escrito: César Fazzini
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