¿El ascenso o la muerte? ¡Felicidades!
- cesar dario fazzini
- 28 dic 2014
- 4 Min. de lectura
Querido, estimado y respetado, hasta ahora, Papá Noel: te escribo estas líneas, ya pasada la Navidad 2014. Esperé hasta último momento para ver si cumplías lo que te pedí el año pasado. Ya sé que vos no pateás penales, pero tal vez algún vericueto reglamentario: “Todo equipo que estuvo un mínimo de 65 años en la A, asciende a la A”. Pensé que vos, que andás por allá arriba, si hablabas con don Julio… en fin, era el regalo que yo esperaba ¿No se te ocurrió? Bueno, para la Navidad que viene. Te estoy dando tiempo y soluciones, no me falles. Los últimos quince años no me cumpliste lo que siempre te pedí, lo cual me hace empezar a dudar de tu existencia ¿O sos Chanta Claus? Entendeme, si no querés que se te pudra el curro de los regalitos, si no querés que en el 2015 vaya a los shoppings con los muchachos a gritarte ¡No existís, no existís, gordo no existís! O que te pinche las gomas del trineo, perdón, fue un exabrupto, estoy agobiado por tanto fracaso junto.
Pero pienso: si pudiste traerme aquel Scalextric maravilloso, ¡cómo no vas a poder regalarme el ascenso de Platense, carajo! ¿O voy a tener que pensar que el Scalextric lo compró mi viejo?
Algunos estudiosos del mundo “papanoelero” dicen que hay un reglamento, que indica que don Claus no puede cumplir “dos” deseos muy importantes a la misma persona, hasta que esa persona no se desprenda del primer deseo cumplido. Bueno, acepto ¡chau Scalextric! Listo, ahora estoy en regla, la pelota está de tu lado Noel. Es un torneo largo, fijate como manejás lo de nuestro ascenso, no es una intimidación, es solo un deseo y tu laburo es cumplirlo. Gracias y perdón por aquella vez, cuando era muy chico, que te dejé pasto para que comas, me confundí con los Reyes, no seas rencoroso. Calamarrón.
“Por fin tiraste esa pista de autos del tiempo de ñaupa, ocupaba un montón de lugar en la baulera”, comentó mi mujer. “Sí, tenés razón, ocupaba un lugar que es necesario para otra cosa, je”.
Estas fechas invitan a la reflexión, a ver… mmmmm… reflexiono y aparece en mi cerebro “El ascenso o la muerte”. ¡No, no es una amenaza! No es una pintada en una pared de Saavedra, no es un pasacalle colgando de Zapiola. Es solo una pregunta que me hago, profunda… sniff, dolorosa… sniff, existencial… ¿El ascenso o la muerte? ¿qué llegará primero en mi vida? Reflexiono otra vez, cavilo y pienso ¿por qué todos los que se van de Platense triunfan y todos los que vienen fracasan?
Uy, ¡qué bajón tenés! Eso te pasa por no ser doble camiseta, no tenés otro palenque ande rascarte ¡Este año festejan todos boludo, menos vos! ¿Y a mí qué? Yo soy puro, soy Calamar de primera prensada, como el buen oliva, soy envasado en origen, pero algo huele ¿me estaré pudriendo de tanto esperar?
Estuve intentando hacer cosas para estar mejor. Fui a una placita del barrio agitando una banderita de Platense, intentando hacerme un “banderazo” de apoyo a mí mismo, pero no funcionó. Saco a pasear a mi moral con una correita, porque la tengo por el piso, pero no la puedo levantar. Toy colapsado, siempre colgué un muñequito de Platense en el árbol de navidad, pero lo tuve que sacar. Lo miraba colgado del hilito y me parecía que era yo que me había ahorcado, no quedaba bien un cadavercito en la rama del árbol navideño.
En 2014 hubo suelta de ascensos: los Bichos facturan “A”; el Celeste volvió al cielo; Gomito gritó ¡ole! a los 40; Rayitas Mil y Violetas se hicieron nacionales; Cruceros, Sabaleros y Tiburones juntaron las aguas y recorren las costas de primera; Sarmiento y San Martín hicieron cumbre con la espada, con la pluma y la palabra; y hasta hubo suelta de Globo.
Y yo toy solo en una esquina, con “la marroni” puesta, sosteniendo el hilito del globo pinchado con mi mano derecha. “¡Flaco, mirá que por esa esquina no pasa más el ascenso, cambió de recorrido, ja, ja!”. El comentario hiriente y burlón me hizo convencer de pedir turno con el taxidermista para hacerme embalsamar el corazón, no quiero sufrir más.
Cuando Platense estaba en primera, tal vez no supe disfrutarlo, creía que era algo normal, ahora que comparo con el presente, ¡puf! Cuando comía el vitel toné que hacía mi vieja tal vez no supe disfrutarlo, creía que era algo normal, ahora que comparo con el que hace mi mujer ¡puf! Cuando Trapito hacía goles de todos los colores tal vez no supe disfrutarlo, creía que era algo normal, ahora que comparo con los que erra, ¡puf!
Las evocaciones le ganan al presente por goleada, aunque no siempre el pasado fue mejor, pero a las remembranzas podemos mejorarlas, podemos exagerarlas, podemos “tunearlas”. El presente, en cambio, es inflexible, esquemático, lapidario, insoportablemente realista, “estamos en la B”.
La espera en la esquina al final fue útil, ahí viene el 151, me lo tomo y me bajo en algún recuerdo lindo… necesito despejarme… “Miles y miles de personas caminaban hasta mi casa para pedirle a mi mamá que les convide una rodaja de vitel toné, ella salía a la vereda, y como si fueran “tejos”, arrojaba las rodajas del delicioso peceto a la gente, mientras Flores reclamaba otra tajada, Kuszko se iba sin comer, Tavio se comía solo las alcaparras por el reuma, Alfaro le agregaba unos papines jujeños y Bocca probaba un plato nuevo. Uy, ¡me siento mal! El presente es para el recuerdo, como la sandía para el vino tinto, ¡no tengo que mezclar! Felicidades……pura tinta calamar.
César Fazzini (Calamarrón)
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