¡No quiero más calabaza!

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¡Empatriste! ¡La carroza ya se convirtió en calabaza! El hechizo duró poco.

Toy mareado, no conviene mezclar un triunfo extra brut con empate tetra brik, hace mal. Vuelvo empatado caminando por Zapiola porque es mano para acá, como si fuese un auto. Este extraño horario me crea la incertidumbre shakespeareana: “comer o no comer” antes del partido. Si como antes, es demasiado temprano, pero si no como termino comprando una hamburguesa de carne de ciervo amamantado con crema de leche que te la fajan 30 pesos en la cancha. Si Platense gana, esos 30 pesos son parte del festejo, sino, forman parte de mi amargura.

Contra Morón, mi mujer me había preparado una picada frente a la tele suponiendo que eso la habilitaba a hablarme durante el partido… ¿La camiseta de Platense es gris clarita o blanca? Parece gris, ¿no tendría que ser blanca…? En dos minutos Morón hace que me trague el carozo de una aceituna: ves, ¡vos preguntando boludeces y ellos hacen el gol! ¡Claro, la culpa la tengo yo! ¡Dejame sólo! Parece gris, tendría que ser blanca, balbucea ella mientras se aleja. Melivilo sueña su partido soñado, se despierta y lo hace realidad. El “Trapo” la pica despacio, Matos hace un gol anticipando a un defensor, y el réferi le pide los documentos sospechando que es el hermano. ¡Triunfeliz! La ilusión se me sube a babucha otra vez. Toy contento, me acerco a mi mujer y resuelvo el conflicto, la camiseta es gris , no se porqué.

El domingo jugamos contra Defensores, ¿qué? ¿ya ascendieron? ¿por qué juegan un domingo..? La alegría del triunfo me hizo ejercer el mute con sabiduría.

Domingo, camino por Conesa porque es mano para allá, me siento seguro, no tengo dudas del triunfo de hoy, solo trato de acertar los goleadores de Platense: “Trapito”, Peralta y Quiroga… pienso. Clima perfecto, mucha gente. Partido difícil, ¡estos defendieron a Belgrano cuando creó la bandera! Una boludez que dicta mi cerebro queriendo convertir en epopeya una segura victoria. ¿La camiseta es gris o blanca? me pregunta un señor, me doy cuenta que fui injusto con mi mujer, contra Morón.

Pita Penel. Talín estrena botines con tapones en el empeine, y suela lisa, le pega mejor para arriba y no se traba cuando engancha. Pepe juega con la temperatura justa para calentar una mamadera. Melivilo devolvió el traje de superhéroe que alquiló el otro día y vuelve a ser él. Méndez, como un secretario de turismo eficaz, reemplaza al “Pansardi de Azúcar”, por el “Glaciar Patito Rodríguez”. Barreiro sabe que se acerca el mundial, y lo presiona a Sabella. Matos pide una autorización a FIFA, para ponerse un espejo retrovisor, y poder ver el arco estando siempre de espaldas.

Anconetani se hace el boludo, se agacha y le pega tres imanes de delivery de empanadas a la pelota, viene el corner, cabezazo que es gol, pero el poste metálico atrae a la pelota y no entra. Un jugador de ellos hace caprichito y no quiere levantarse porque lo expulsaron, el referí cita a los padres por teléfono y le pone una mala nota en el cuaderno. Talín dona la última pelota al ferrocarril. Pita Penel.

¡Basta de calabaza! ¡Para la ilusión Calamar, siempre son las doce!

Camino por Zapiola para acá, tengo hambre. Solo compro hamburguesa en la cancha, si vamos ganando en el primer tiempo… cruzo y en una esquina, una grande de muzarella me hace luces y me grita… ¡Siamo nel forno..! ¿Qué me quiso decir? Mejor pico algo en casa. ¿Comiste? No. ¿Te caliento una calabaza rellena del mediodía? es lo único que quedó. ¿Querés..? ¡Nooooooooo! ¡No quiero más calabaza..! ¡No quiero más calabaza…..! Pura tinta calamar…